Boletín
Boletín enero-febrero 2021

BOLETÍN ENERO FEBRERO 2021

Análisis de Coyuntura
Por Diego Portales Cifuentes, Director Ejecutivo Fundación Chile Descentralizado
Se inicia 2021, un año plagado de sueños y esperanzas para el mundo, Chile y sus regiones. Salir de la pandemia y reencontrarnos con una nueva vida. Superar las amarras del autoritarismo y generar una nueva Constitución como la casa común para todas y todos. Abrir espacios de descentralización con participación eligiendo, por primera vez en nuestra historia, a quienes deberán liderar el desarrollo territorial justo y sostenible. En ese marco queremos contribuir desde el Boletín Chile Descentralizado a la reflexión y la creación de una visión común, en el país y sus regiones, sobre esta nueva etapa de nuestra historia.
EL ESTADO DE CHILE: LA NECESIDAD DE GENEROSIDAD PARA SOBREVIVIR.
Hace 200 años, un 20 de agosto de 1820, Bernardo O´higgins, en el mirador del cerro San Roque de Valparaíso, despedía a la Escuadra Libertadora del Perú con estas palabras “de estas cuatro tablas penden los destinos de América”.
Ha sido la empresa más generosa emprendida por el Estado de Chile en toda nuestra historia. Pero, no se crea que esta generosidad era puro desprendimiento. La subsistencia del Virreinato del Perú amenazaba la existencia misma de las jóvenes Repúblicas independientes de Sudamérica. Y así como la independencia de Chile fue la obra conjunta de fuerzas militares de Argentina y Chile, encabezadas por San Martín y O´higgins; éste devolvió la mano aportando los recursos navales y militares en un momento que Buenos Aires se debatía en sus propias crisis políticas internas.
Nos parece relevante hacer este recuerdo en la nueva encrucijada histórica en que Chile revisa su Pacto Constituyente y emprende los primeros pasos de una reforma profunda de la organización territorial del Estado. Lo que se pide al gobierno nacional es un nuevo gesto de generosidad histórica; esta vez con sus propios ciudadanos repartidos en 16 regiones. Una vez más, no se trata de puro desprendimiento. La subsistencia misma de la Nación exige profundizar la democracia y buscar nuevos caminos para un desarrollo justo y sostenible. La crisis de legitimidad de las instituciones políticas requiere de nuevas formas descentralizadas más cerca de los ciudadanos. El estancamiento de la productividad y el crecimiento deberá superarse con nuevos paradigmas estratégicos y el compromiso de todos: un desarrollo de abajo hacia arriba, o como dijera el tantas veces citado maestro catalán Joan Prats: “Chile será descentralizado, o no será desarrollado” (Temuco, 2009).
El 30 de septiembre de 2020 se acabaron los intentos dilatorios. Comenzó la carrera por elegir, por primera vez en dos siglos, a la máxima autoridad regional. Así lo entendió el Ejecutivo cuando envió a trámite dos proyectos de ley pendientes: la Ley Corta que aclara algunas materias de gobernabilidad y el proyecto de Ley que establece normas para el financiamiento subnacional.
Sin embargo, no se crea que todo va a ser fácil. Las tendencias predominantes en el gobierno central buscan claramente minimizar y marginalizar a la nueva autoridad. Con ello se comete un profundo error.
En otros escritos hemos señalado cómo el actual gobierno está incumpliendo sus promesas públicas. El presidente en su primer mensaje a la Nación al asumir el mando dijo con toda claridad: “me comprometo a transferir a los gobiernos regionales y comunales más atribuciones, más responsabilidades y más recursos” (Santiago, 11 de marzo de 2018). No hace falta una revisión muy profunda para concordar que en casi tres años de gobierno nada de esto ha sucedido.
Al contrario, todo lo que se ve es un levantamiento de obstáculos y una pérdida del tiempo y las oportunidades. A la búsqueda incesante de la postergación de las elecciones se agregan ahora los silencios.
Las elecciones primarias de candidatos, procedimiento que forma parte de nuestro ordenamiento jurídico, tuvieron una convocatoria de menos del 3% del padrón electoral. Una parte no menor de la responsabilidad recae en la nula difusión que el Estado ha hecho del cambio constitucional aprobado por la unanimidad del Congreso. La denuncia efectuada por algunos candidatos fue respondida por el vocero oficial argumentando que actuaron así “porque son elecciones voluntarias, son elecciones de los partidos políticos” (ministro Jaime Bellolio, 27 de noviembre de 2020). Con estas palabras, el gobierno central confiesa que no tiene interés alguno en propiciar que las reformas aprobadas puedan ejecutarse con una alta legitimidad ciudadana. Están a tiempo de rectificar, pero ello solo se logrará con una amplia campaña de difusión de las elecciones del 11 de abril de 2021.
Esta crítica se inscribe en un marco más amplio: el del Estado unitario descentralizado que muchos han planteado como modelo alternativo al centralismo extremo que impera en Chile desde la Constitución conservadora de 1833. Para construir ese nuevo modelo de Estado, implícito en las reformas de 2017 y 2018, pero aún no plenamente consolidado (ni en las ideas prevalecientes, ni en los procesos reales en marcha); lo que importa es que el Estado asuma su misión de líder generoso del proceso. Si ello no ocurriera se estarán sembrando las bases de la confrontación permanente entre actores que, por el bien del país y de las regiones, debieran cooperar.
LAS NUEVAS “CUATRO TABLAS” DE LA “EXPEDICIÓN DESCENTRALIZADORA”.
Las últimas Reformas a la Constitución recogieron un nuevo consenso político: el proceso de descentralización descansa en transferir en forma gradual la responsabilidad del desarrollo a los gobiernos regionales autónomos.
Para hacerse cargo de este propósito los gobernadores o gobernadoras electos/as tendrán que definir sus agendas de trabajo. Es importante aportar estas reflexiones a fines de 2020 cuando los candidatos terminan de elaborar los programas de gobierno que ofrecerán a la ciudadanía.
¿Cuál será la contribución de las 16 personas electas para construir bases sólidas que permitan cumplir con éxito su misión? A nuestro juicio, hay cuatro tareas comunes que son la clave para alcanzar esos propósitos:
1) La primera tabla es construir el nuevo sujeto político regional.
La instalación de los gobernadores regionales en sus cargos constituye un hito en la historia del país. Se trata de la constitución de un sujeto político autónomo capaz de articularse con todos los niveles del Estado y con la sociedad civil.
Los gobernadores llegarán a sus cargos con una estructura básica ya constituida: el actual gobierno regional que incluye el Consejo Regional y el servicio público del mismo nombre.
Sin embargo, no llegarán solos. Podrán nombrar algunos de sus cargos de confianza: los jefes de las seis divisiones que conforman a partir de la Ley 21.074, los que se constituyen en una especie de “gabinete regional”. La primera tarea, entonces, será elegir a esos colaboradores. No es algo de poca importancia. Los desafíos que implicará hacerse cargo del desarrollo territorial implica liderar un trabajo efectivo de coordinación con el nivel central, los seremis, los servicios públicos desconcentrados y las autoridades locales será mucho más importante que en fomento productivo, infraestructura y transportes, desarrollo social y áreas metropolitanas las personas seleccionadas tengan capacidades que más allá de la confianza política se traduzcan en resultados.
Un tiempo significativo de los gobernadores deberá destinarse a presidir y liderar el Consejo Regional. Recibir el apoyo y la colaboración de los consejeros desde su experiencia acumulada puede ser un activo útil para que la instalación en el cargo se haga de manera fluida y consistente.
Al mismo tiempo, deberá potenciar el trabajo del servicio público gobierno regional. Será recomendable respetar y profundizar una carrera funcionaria, sin perjuicio de los aumentos de capacidades disponibles para afrontar los nuevos desafíos. La descentralización recién comienza y una política arrogante que haga tabla rasa de esa experiencia histórica perjudicaría el buen trabajo en el corto plazo y afectaría la perspectiva de la creación de nuevos servicios públicos descentralizados con un traspaso armónico de funcionarios desde el nivel central a las regiones en el futuro.
2) La segunda tabla: el nuevo gobierno regional debe fortalecer la participación ciudadana.
La máxima autoridad regional será elegida por la ciudadanía. Se trata de un reforzamiento de la democracia representativa. Es importante que los gobernadores regionales sean elegidos con alta participación electoral. La ley aprobada establece que serán elegidos los que alcancen la primera mayoría, siempre que tengan al menos el 40% de los sufragios válidamente emitidos. Esta disposición refuerza la alta legitimidad que tendrá dicha autoridad. Por ello es crucial disponer de buenas campañas de información pública sobre los alcances del cambio institucional, las atribuciones y límites de la nueva autoridad y una competencia abierta entre distintas opciones políticas.
Al mismo tiempo, habrá que potenciar otras formas de democracia participativa. La constitución de Consejos Regionales de la Sociedad Civil como instancias deliberativas con incidencia en la toma de decisiones es una cuestión central. La información transparente sobre la gestión y sus resultados, las instancias de rendición de cuentas reales y el despliegue de distintas formas de control ciudadano son mecanismos que fortalecen la legitimidad y el poder de este nivel del gobierno subnacional.
Por último, también será importante generar mecanismos de democracia directa, tales como las consultas ciudadanas, los presupuestos participativos y otras formas de intervención universal en los asuntos públicos. Todo ello en el marco de la Nueva Constitución y las nuevas prácticas de gobierno descentralizado.
3) La tercera tabla será potenciar la inteligencia estratégica territorial con capacidad endógena.
Hacerse cargo del desarrollo territorial es distinto que ejecutar órdenes impartidas desde el nivel central del Estado. Los nuevos gobiernos regionales deberán consensuar una visión estratégica del desarrollo. Las estrategias regionales de desarrollo (ERD) y los planes regionales de ordenamiento territorial (PROT) pasarán de ser meras referencias a instrumentos efectivos de planificación sujetos a evaluaciones públicas. Las políticas públicas territoriales orientadas por esa visión compartida tendrán que basarse en evidencias. No bastará la mera intuición de la autoridad; es fundamental formularse las preguntas adecuadas, reunir los datos duros, tener capacidad de análisis y visión prospectiva. Las regiones deberán crear su propia cultura de desarrollo territorial.
La Ley 21.074 establece la creación de “Comités de Ciencia, Tecnología e Innovación para el Desarrollo”. Esos comités con participación de actores públicos, privados, académicos y sociales podrán convertirse en instancias de reflexión y creación de visiones compartidas.
Pero, no bastará con disponer de un Consejo; es fundamental que cada gobierno regional desarrolle capacidad endógena de generación de datos, análisis de procesos y evaluación de resultados. La inteligencia estratégica territorial requiere de instituciones profesionales capaces de fundamentar políticas, proponer traspasos de competencias y apoyar el trabajo de autoridades e instancias asesoras. Estos “centros de pensamiento estratégico” deben estar vinculados a los gobiernos regionales con una sola misión propia: entregar información y análisis de base para la elaboración de políticas públicas.
Dado el tamaño de las regiones de Chile no será posible que todo se construya desde ese núcleo endógeno. Es importante que el Comité y el Centro de Pensamiento articulen una red de instituciones públicas, privadas, académicas y sociales; regionales, nacionales e internacionales que apoyen la elaboración de estos informes y propuestas; pero, la elaboración de las preguntas y el procesamiento final de los resultados para la toma de decisiones no es una tarea delegable a terceros.
4) La cuarta tabla será diseñar gobernanza multinivel articulando lo regional, nacional y local.
Los gobiernos regionales tendrán solo una parte del poder, las competencias y recursos destinados al desarrollo territorial. Serán los únicos con una visión integral estratégica de ese desarrollo, pero deberán compartir visiones, tareas y logros con los otros niveles y estructuras del Estado.
La gobernanza multinivel debiera ser una tarea impulsada desde el nivel central. Mal haría el actual y los futuros gobiernos del país en intentar ningunear o marginalizar a los gobiernos regionales y locales. Como ya hemos dicho, una política de esa naturaleza sería la antesala de la confrontación y más crisis.
Pero, también el gobierno regional tiene su cuota de responsabilidad en esta tarea.
Las políticas nacionales dan el marco de lo posible en los distintos espacios regionales. Conocerlas, analizarlas, integrarlas al análisis territorial es una primera gran tarea del nivel regional del Estado. En ese contexto las propuestas que surgirán de abajo hacia arriba tienen que articularse con ministerios y servicios públicos. La diferencia con la situación actual estará dada por esa visión estratégica propia de lo regional y por la capacidad práctica de articulación desde la autonomía que otorga la existencia de un gobierno subnacional que se origina y responde a su ciudadanía en el marco del Estado unitario.
Un espacio definido por la Ley es la relación entre los gobiernos regionales y el Consejo Interministerial de Descentralización. Ese Consejo, cuyo funcionamiento hasta la fecha ha sido opaco e intrascendente, deberá cobrar valor y transparencia una vez instaladas las nuevas autoridades. En particular, el inicio de las solicitudes de transferencias de competencias desde los territorios requerirá la conformación de “Comisiones de Estudio” paritarias que evalúen la pertinencia y las formas en que ocurrirá dicho traspaso.
En el plano subnacional será importante la generación de alianzas interterritoriales entre las diversas regiones del país. El intercambio de experiencias, la formulación de proyectos meso regionales, las propuestas de mejoras institucionales compartidas serán tareas de la agenda de los gobernadores.
También ocupará un tiempo relevante la capacidad de articulación con el delegado presidencial, los seremis y los servicios públicos desconcentrados en cada región. Una efectiva colaboración entre las autoridades regionales y los representantes del gobierno central en cada región es una cuestión clave para el éxito del proceso.
Por último, pero no menos importante, el trabajo colaborativo entre el gobierno regional y los municipios es una cuestión central del proceso de descentralización. El fortalecimiento de verdaderos gobiernos locales que presentan proyectos y demandas y que reciben el apoyo desde el nivel regional, articulando la estrategia regional de desarrollo con los planes de desarrollo comunal y gestionando en forma conjunta muchas políticas en las áreas de fomento productivo, infraestructura y desarrollo social serán dimensiones fundamentales de todo este proceso.
LA AGENDA 2021 PARA LOS NUEVOS GOBIERNOS REGIONALES.
Una de las críticas que se han formulado al diseño institucional aprobado en las leyes es que la autoridad de los Gobernadores será escasa, que los delegados presidenciales pueden amagar su peso político y amargarle la vida, que será poco más o menos que un mero presidente del Consejo Regional.
Pero, como describimos en la sección anterior el espacio de autonomía del nuevo sujeto político es amplio y creciente. La agenda de los y las gobernadores será muy amplia y sobrecargada. Una mirada sobre el año 2021 demostrará esta apreciación.
El 11 de enero los candidatos se inscribirán en la papeleta, junto a ello entregarán un “programa de gobierno regional” que constituye una innovación política para elecciones subnacionales (los alcaldes no deben cumplir con ese requisito). Esos programas están en elaboración y debieran considerar tanto las prioridades de una buena gestión de lo que hay, como una primera visión estratégica de lo que pedirán para hacer lo que no hay.
Luego, entre enero y abril o mayo (si hay segunda vuelta) estarán en campaña. Una campaña en medio de la pandemia con todas las limitaciones que ello implica. El contacto con la ciudadanía es importante: nutrirse de información sobre expectativas y demandas, comunicar lo que se pretende hacer y solicitar apoyo y participación.
En junio asumirán sus cargos. Tendrán que nombrar su gabinete, revisar lo obrado por el Intendente hasta esa fecha (¿cómo irá la ejecución del gasto?), proyectar lo que queda para el segundo semestre. Simultáneamente, insertarse de lleno en la elaboración del presupuesto para 2022.
Todo el segundo semestre y los primeros meses de 2022 tendrán para traducir las propuestas programáticas en políticas y programas específicos, revisar cuál es la situación de la Estrategia Regional de Desarrollo (ERD) y de los Planes Regionales de Ordenamiento territorial (PROT) y construir los equipos de trabajo respectivos y las formas de participación ciudadana para su diseño, ajustes o puesta al día.
Al mismo tiempo, comenzar a preparar la batería de solicitudes de traspaso de competencias fundadas que podrán hacer presentes a partir de marzo de 2022. Estas solicitudes tendrían que formar parte de una visión estratégica en proceso de elaboración compartida con los actores del territorio.
Sin pretender ser exhaustivo todo ello se hará en el contexto de la crisis sanitaria y los graves efectos económicos y sociales derivados. Una autoridad responsable del desarrollo de su región no podrá eludir una participación en la reactivación económica y en la creación de empleo. Articulación de políticas con el nivel nacional, con los organismos desconcentrados, con los municipios y con las organizaciones sociales. Iniciativas propias que pongan de relieve las prioridades definidas en el programa. Les faltará el tiempo.
El nuevo Pacto Constitucional en ciernes y el “arranque” del proceso de descentralización con la elección democrática de la primera autoridad regional constituyen una nueva gesta histórica para el país.
La generosidad de todos los actores, en especial del gobierno nacional con sus regiones, es parte de las necesarias políticas para salir de las sucesivas crisis que se han acumulado, especialmente en el último año. En ese mar proceloso surgirán los nuevos gobiernos regionales. De la capacidad que tengan de poner en marcha las “cuatro tablas” de la nueva agenda de descentralización dependerá el éxito de esta nueva misión histórica.
Hablan directivos de la Fundación Chile Descentralizado
Autor: Jaime Gré, periodista, Director de Comunicaciones Fundación Chile Descentralizado
Qué duda cabe, estamos partiendo un año que tendrá fuertes implicancias en la vida futura del país. Entre todos los hitos que viviremos hay dos que ocurrirán por primera vez en la historia de Chile. Estamos hablando de un inédito proceso constituyente, con elección directa de miembros a la Convención Constitucional, y de la elección de gobernadores regionales, ambos acontecimientos sucederán por primera vez en la historia de la República y serán un parteaguas para la vida del país y de sus regiones.
En estos procesos también se jugará el destino de la descentralización. De la forma como se acojan ciertos principios constitucionales que garanticen la transferencia de poder a las regiones y comunas en la nueva Carta Magna, así como del liderazgo y la eficacia que demuestren los nuevos gobernadores regionales, dependerá en buena medida el destino de los territorios.
Y justamente para saber qué se está pensando y haciendo para que la descentralización entre de lleno y de forma protagónica en estos procesos, convocamos a conversar a algunos de los directivos del Fundación Chile Descentralizado. Vía Zoom entrevistamos conjuntamente a su presidente, Heinrich von Baer, quien también es académico del Instituto Desarrollo Local y Regional (IDER) de la Universidad de La Frontera; a su vicepresidenta nacional, María Ignacia Jiménez, Trabajadora Social, Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente; a su director ejecutivo, Diego Portales, Economista; y a su asesor estratégico, Ismael Toloza, Doctor en Economía y Magister en Economía y Gestión Regional. Todos ellos con vastas trayectorias en asuntos regionales. Lo que sigue es una síntesis de esa conversación.
Nueva Constitución y Descentralización: Lo mínimo a proponer y a lograr
Sin duda, el primer tópico a abordar es el proceso constituyente, en el que la Fundación ha entrado de lleno coordinando un grupo de 24 expertos que elabora propuestas de descentralización y participación para la nueva Constitución, como hemos informado en boletines anteriores.
-Cuáles son los aspectos básicos que debieran quedar en la Constitución para garantizar un proceso de descentralización. ¿Qué es lo mínimo’
Para el presidente Heinrich von Baer, lo básico es “concordar un nuevo modelo de Estado y un nuevo modelo de Democracia. El nuevo modelo de Estado es uno esencialmente descentralizado, en un territorio único e indivisible. No es un Estado federal. Y un nuevo modelo de Democracia que complementa la actual democracia representativa, bastante desacreditada, con una democracia efectivamente participativa”. Y para aterrizar esta propuesta general se proponen alrededor de 15 principios constitucionales, entre los cuales Von Baer destaca tres que considera fundamentales: “primero, el principio de autonomía política, administrativa y fiscal de los gobiernos regionales y locales, en el ámbito de sus respectivas competencias; segundo, el principio de subsidiariedad territorial, que significa priorizar lo local por sobre lo regional y éstos sobre lo nacional; y tercero, el principio de equidad y solidaridad interterritorial, que significa establecer una compensación económica que asegure igualdad de condiciones en la provisión de bienes públicos de igual calidad para todos habitantes de cualquier localidad del país”.
El asesor estratégico y especialista en temas financieros regionales, Ismael Toloza, aporta con el principio de devolución, “que significa reconocer que en los territorios en que se produce la riqueza se debe compartir parte de esa riqueza con la ciudadanía de esos territorios, ya que muchas veces esa ciudadanía sufre los efectos negativos que esa actividad produce”.
-Y en cuanto al nuevo modelo de democracia, planteado por ustedes, ¿cuáles son los principios fundamentales que proponen?.
Para la vicepresidenta, María Ignacia Jiménez, hay que garantizar la futura participación y ello se hace “incorporando principios de participación en la nueva Constitución”. En su opinión “se debe establecer claramente cómo se va a redistribuir ahora el poder”, y pone el acento en tres principios fundamentales: “primero, que la participación se establezca como un principio rector en la nueva Constitución, indicando instrumentos y procedimientos para ello, y que se diga que debe estar presente en los diversos niveles del Estado, tanto local, como regional y nacional. Segundo, garantizar el derecho a la participación en los asuntos públicos, que quiere decir a qué tenemos derecho las personas, garantizando que podamos participar en aquellos asuntos que son más importantes para cada uno de nosotros en los distintos niveles del Estado, por ejemplo, consultas ciudadanas, referéndum revocatorios o sancionatorios, evaluaciones ex ante de una ley, o tener iniciativa de ley, entre otros. Y lo tercero, es lo que va a ofrecer el Estado a los ciudadanos. Nosotros postulamos que debe garantizar el derecho a la participación en los poderes públicos, lo que implica que las políticas públicas y las iniciativas de ley debieran incluir instrumentos de participación desde su origen, hasta su implementación y evaluación”.
El proceso Constituyente: ¿cómo hacerlo participativo y evitar la polarización?
A días de que se inscriban los candidatos a la Convención Constitucional, con todas las listas todavía dando vueltas, con los independientes bregando por superar las barreras para inscribirse, y sin un reglamento aún claro, quisimos saber qué se puede hacer para que el proceso constituyente sea los más participativo posible, de forma que la ciudadanía lo vea como algo transparente y no opaco, a la vez que sea dialogante, con respeto mutuo, en base a ideas y no a descalificaciones.
María Ignacia Jiménez, enfatiza que para que el proceso Constituyente sea exitoso “hay que garantizar ciertas cosas básicas, como que no todas las reuniones de la Convención se hagan en Santiago y que, en cambio, se lleven a cabo a lo largo del territorio; o que se establezcan formas de participación como asambleas en formato digital, con los distintos grupos de ciudadanos, o que sus sesiones sean públicas y sus debates transparentes y difundidos. Todo ello debiera quedar en el reglamento de la Convención”.
Por su parte, el director ejecutivo, Diego Portales, distingue dos momentos al respecto: “primero, el momento de la elección de los constituyentes, donde hay que lograr que, al menos, 2/3 de quienes resulten elegidos estén por que haya una nueva Constitución, y no en contra. Segundo, una vez electos los constituyentes, la estructura de participación tiene que ser muy intensa y para ello se requieren instituciones. Los COSOC Chile y los Consejos Regionales de la Sociedad Civil son instituciones muy valiosas para este proceso. También colaboraría mucho que hubiese observatorios de la sociedad civil, apoyados por el Estado”.
En este mismo sentido, Heinrich von Baer convoca a todos a hacer “un gran esfuerzo de información hacia la ciudadanía. No podemos pedir mucha participación si la brecha de informaciones es muy grande. Nosotros como Fundación estamos haciendo un esfuerzo para difundir este proceso”. Y aprovecha de hacer un llamado a todos los actores a mejorar el debate: “a dejar las trincheras, a buscar puntos de encuentro, para dar paso a un diálogo sincero, que privilegie lo que une de lo que separa. Solo así construiremos una Carta Magna común y buena para el futuro de todos los chilenos. Chile se merece este esfuerzo”
Ismael Toloza señala que comparte la misma preocupación: “hay que evitar la polarización y aquí los medios de comunicación jugaran un rol fundamental”. Toloza ve con temor la posibilidad “que por falta de participación se instale la idea que el proceso constituyente es una componenda de los mismos de siempre para mantener sus privilegios, lo que podría dar pie que la ciudadanía se forme una pésima opinión del proceso, y se reste de participar en el plebiscito de salida”. Para atenuar este riesgo, según Toloza hay que “combinar dos cosas: la información permanente e institucionalizada, que tiene que estar en el reglamento del proceso, que permita ver los debates y acuerdos en el día a día; con la relación activa y permanente de cada constituyente con quienes lo eligieron, fortaleciendo su compromiso personal con la participación y la rendición de cuentas”.
Para Diego Portales el rol de la Fundación en esta etapa del proceso constituyente es muy claro: “debemos comprometernos a animar diálogos constituyentes para lograr que sea el espíritu dialogante el que predomine, donde, de una parte, se conversen propuestas que sean útiles a los Constituyentes, y, de otra, se establezca un espíritu de colaboración y respeto mutuo”.
Elección de Gobernadores Regionales
Como dijimos al principio, el año 2021 trae dos hechos enteramente nuevos: el proceso constituyente y la elección de Gobernadores Regionales. Una elección, que como sabemos, pendió de un hilo hasta último momento. El que finalmente esta histórica elección se vaya a realizar es el resultado del esfuerzo de muchos, entre ellos de forma destacada de la Fundación Chile Descentralizado, que nunca dejó de alzar una voz fuerte y clara.
– ¿Cuál es vuestra evaluación de que se haya logrado finalmente la elección de Gobernadores Regionales? ¿Cuál es su significado presente y futuro?
Para Diego Portales, la elección de Gobernadores Regionales “es un hito histórico, una conquista de las regiones, que se logró con un amplio consenso, superando muchas dificultades, como los varios intentos de postergarla”. Y ve con optimismo su futuro, en especial, apostando a que “los 16 gobernadores regionales serán líderes con un nuevo tipo de liderazgo en los territorios, que propondrán estrategias de desarrollo para sus regiones, así como propuestas para sobrellevar la actual crisis económica y social, ya que cuando asuman en junio todavía estaremos aún en medio de esta crisis”.
Heinrich von Baer, por su parte, cree que esta elección “marcará un antes y un después en el proceso descentralizador ya que desencadenará el resto del proceso descentralizador” , y destaca el gran potencial de los futuros gobernadores, estableciendo las diferencias de éstos con los actuales Intendentes designados: “el gobernador regional que resulte electo estará dotado de una estabilidad de al menos cuatro años, y de ocho si lo hace bien y es reelegido; además tendrá legitimidad ciudadana de origen y un programa al momento de asumir”… y remata: “al fin tendremos a quien represente nuestras aspiraciones e intereses regionales ante el gobierno central”. Y adelanta una propuesta interesante: “nosotros como Fundación hemos propuesto que los 16 gobernadores elegidos creen una Asociación Nacional de Gobernadores Regionales a objeto de impulsar más decididamente el proceso descentralizador, así como para intercambiar experiencias y promover diversos intereses comunes”
Interrogados sobre qué aportará la Fundación a este proceso, von Baer destaca que en lo inmediato “nos corresponde aportar propuestas para los programas de los candidatos a gobernadores regionales, colaborando así a que dichos programas representen un proyecto colectivo que la ciudadanía pueda conocer y debatir. Este programa debe presentarse el 11 de enero junto con la inscripción de las candidaturas, por lo que queda muy poco tiempo”. En tanto que para Diego Portales, la Fundación: “tiene un rol importante que jugar ya que hemos acompañado todo el proceso y tenemos mucho que aportar a los futuros gobernadores y sus gobiernos regionales”.
Instalación de los nuevos Gobiernos Regionales: No se parte de cero
Sin duda la instalación de los nuevos Gobernadores Regionales el próximo 11 de junio será un proceso complejo, no exento de dificultades, especialmente por la coyuntura en la que asumirán, probablemente signada aún por la pandemia y ciertamente por los coletazos sociales de la crisis económica. Pero lo más complejo será la irrupción de este nuevo actor, que se puede calificar de histórico, el que deberá abrirse un espacio para realizar y legitimar su quehacer, con muchas ganas, según todos, pero con pocas herramientas, según algunos.
– Se percibe que hay mucha expectativa en el nuevo gobernador, pero se sabe que éste contará con pocas herramientas (facultades y competencias) y recursos. ¿Cómo lo ven ustedes?
El director ejecutivo, Diego Portales, lo ve más como un desafío para el nuevo Gobernador Regional ya que estima que éste “va a tener un amplio espacio de movimiento”. Y expone sus motivos …” en primer lugar porque cuando asuman en junio próximo van a encontrar regiones muy deprimidas. A esa fecha recién estará en proceso la vacunación masiva contra el virus y ello implicará mucha relación y coordinación con el gobierno central y con los municipios, los que por tener a cargo la atención primaria de salud jugarán un rol muy relevante en la vacunación. Por otra parte, la economía todavía no emergerá de la situación en que la dejó la pandemia, y habrá que enfrentar problemas de pobreza, así como de micro, pequeñas y medianas empresas en situación muy difícil. Y como sabemos, uno de los roles de los gobernadores regionales es el del fomento productivo, lo que le permitirá promover políticas de reactivación económica y políticas de empleo en los territorios, en acuerdo con los municipios y en alianza con el gobierno nacional”. Y Portales cierra poniendo énfasis en el liderazgo: “si bien estos dos aspectos, salud y reactivación con empleo, puede que no estén en la letra de las competencias entregadas hasta ahora, sin duda representan una oportunidad para ejercer un liderazgo en el corto plazo”.
Para Ismael Toloza, si bien los temas de la coyuntura son inescapables, prefiere colocar la mirada en otro aspecto, de maduración distinta. Toloza nos dice: “la principal misión del Gobernador debiera ser comenzar a construir un proyecto región. Actualmente no existen proyectos región que sean consensuados y de largo plazo. Por ello, el Gobernador tendrá un enorme rol en construirlo con los actores y ciudadanía de su región. Sera un proceso de conversación con parlamentarios, Cores, con alcaldes, con organizaciones de la sociedad civil, con las universidades. Esto le permitiría hacer una planificación de sus cuatro años, así como abordar de mejor manera la contingencia. Y si a ello le sumamos que deberá comenzar a preparar los fundamentos de las competencias que solicitará al año siguiente, en verdad tendrá mucho que hacer. Además, no podemos olvidar que esto se hará en medio del proceso constituyente en su territorio, lo que les demandará un rol adicional”
La vicepresidenta, María Ignacia Jiménez, conocedora del funcionamiento de los gobiernos regionales, nos entrega una mirada muy aterrizada y concreta, a considerar por toda futura autoridad, cuando nos dice: “los gobernadores no llegan a construir un mundo desde cero. Su estabilidad de cuatro años, lo que no es poco considerando que el promedio de los intendentes es de un año y medio, les da una tremenda oportunidad. Ellos saben que los Gobiernos Regionales cuentan con un grupo importante de funcionarios que tienen trayectoria y experiencia, conocen la región y saben cómo funcionan los distintos sistemas. Estos funcionarios están expectantes y dispuestos a colaborar activamente con la nueva autoridad. Por otra parte, se cuenta con un Consejo Regional, que tiene ya un grado de experiencia como autoridad elegida y bastante experiencia en la gestión territorial, y están también expectantes. Hay capacidades, instrumentos y también información”. Y cierra enfatizando en la necesidad de poner atención en los vínculos con la ciudadanía y en las brechas internas en las regiones, señalando que “por una parte, muy importante será la relación del Gobernador Regional con los ciudadanos y ciudadanas, informando que está haciendo, qué van a poder hacer y qué no, y cuáles serán las causas por las que se la jugará” … y, por otra, “deberá abordar el centralismo intrarregional, que ahoga a muchos territorios”
Y ¿cómo ven la figura de el Delegado Presidencial?
Aquí no hay matices, y Diego Portales parece expresar el sentir de los cuatro cuando dice: “espero que los delegados presidenciales no se transformen en un obstaculizador del proceso y se sumen al liderazgo del Gobernador Regional, y colaboren en la coordinación entre los servicios públicos y el Gobernador, aparte, por supuesto, de sus temas propios, como es la seguridad”
Para ir cerrando este punto, Diego Portales nos da un mensaje de fondo sobre el significado y el tono del proceso, cuando señala: “hay que destacar que todo el proceso de descentralización es colaborativo, ya que hasta aquí, y sobre todo en el debate político, se tiende mucho a subrayar la confrontación. Pareciera que entregarle competencias al nivel subnacional establecería una lucha desatada entre los diversos niveles del Estado, cuando en realidad al descentralizar se está incorporando más gente, más niveles, lo que es inclusivo; es decir, se está incluyendo nuevos actores, que siendo autónomos, en el sentido que no son mandados, también son colaborativos. Visto así, desde una lógica más inclusiva, autónoma y colaborativa, el fenómeno se percibe de otra manera”.
Mejoras en la Gestión del Gobierno Regional
Para la institución Gobierno Regional, con sus estructuras y funcionarios, sus divisiones y unidades, tampoco será fácil adaptarse a la nueva autoridad. Por primera vez estarán al servicio de una autoridad con legitimidad de origen (elegida por los ciudadanos y ciudadanas de la región) y por un plazo predecible de cuatro años. Si a ello agregamos un programa regional, que el Gobernador propuso a la ciudadanía cuando era candidato, es razonable preguntarse qué mejoras podría hacer el Gobierno Regional para facilitarle su quehacer a la nueva autoridad.
En qué habría que mejorar la gestión del Gobierno Regional para el éxito del nuevo gobierno encabezado por el Gobernador Regional
Ismael Toloza entra de frente al tema: “si hay algo estrictamente necesario es mejorar los sistemas de información regional. Hasta ahora se hace política pública a ciegas. No tenemos indicadores ni datos regionales. No sabemos cuáles son los impactos y resultados de lo que se implementa. Hasta ahora el único monitoreo es sobre la ejecución del gasto, no importando mucho en qué se gastó. Esto puede cambiar si se aprueba la ley que permita traspasar para el año siguiente lo no ejecutado durante el año presente, como saldo inicial de caja. Ello ayudaría a liberar tiempo y capacidad para poner el acento en proyectos estratégicos o emblemáticos. Pero lo principal es mejorar la data y la información porque además de fortalecer la gestión, sirve para definir con fundamento los énfasis de las políticas públicas regionales, es decir a que va apostar”.
Por otra parte, Ismael Toloza recomienda que se tomen el tiempo para elegir a los mejores para jefes de división, quienes son el “brazo armado del gobernador regional, ya que son los que tienen que defender y representar el proyecto del gobierno regional”.
Siguiendo con el tema de la información, von Baer aporta otra mirada muy relevante, cuando enfatiza que “sin buena información siempre va a ganar el centralismo intraregional. Por ejemplo, los principales problemas de pobreza se viven en comunas específicas. Por ello disponer de más y mejor información que permita focalizar las políticas y recursos es muy importante para llegar donde hay que llegar. Ello supone tener indicadores con desagregación local. Su ausencia refuerza a las grandes desigualdades en la distribución de todo tipo de bienes públicos”.
Entrando a otros ámbitos de posibles mejoras, María Ignacia Jiménez pone el acento en otro gran problema que afecta gravemente el quehacer público en todos los niveles: la falla de coordinación: “la falla en la coordinación en la esfera pública es muy grande, la que se expresa, por ejemplo, en los gobiernos regionales en la relación entre las áreas de planificación y la de inversiones. El administrador regional puede jugar en esto un rol clave, y por ello, ojalá sea un profesional con un perfil de continuidad”
Por último, Diego Portales, plantea fortalecer la institucionalidad ya aprobada pero no puesta aún marcha, cuando propone: “constituir los Comités de Ciencia Tecnología e Innovación para el Desarrollo, que debieran ser instancias público- privadas y académica-social. Esto podría ser un lugar privilegiado para generar una visión compartida del proyecto región. Por otra parte, debe haber en el Gobierno Regional un centro o unidad, dedicada a la elaboración de pensamiento estratégico con la generación de datos y análisis propios para apoyar con evidencias las políticas del gobernador regional”.
Como vemos a la Fundación Chile Descentralizado no le faltan ideas y propuestas, y muchos menos las ganas de participar a fondo en estos procesos. Suerte en ello, es lo menos que le podemos desear.