Opinión
CHILE SE UNE POR LA DESCENTRALIZACIÓN
Diego Portales Cifuentes
Director Ejecutivo
Fundación Chile Descentralizado… Desarrollado
Marzo, 2016.
En noviembre de 2015 un grupo de 30 instituciones de la sociedad civil organizó la “Cumbre de las Regiones”. El lema elegido fue “Chile se une por la descentralización”. Parece que la consigna tuvo eco en la voluntad política de los legisladores. La votación unánime del Senado, del pasado 1° de marzo, en favor de la Reforma Constitucional que aprueba la elección de la máxima autoridad del gobierno regional es un hito histórico que abre el camino de la descentralización.
La decisión del senador Patricio Walker de ponerlo en tabla el primer día tras las vacaciones tenía sus riesgos. Asistimos a la sesión sin tener plena seguridad que se alcanzaría el alto quorum exigido para esta reforma. A medida que avanzaba la sesión se fue mezclando el sí entusiasta con el sí, pero… Pero igual se iban acumulando los votos positivos. Justo es reconocer que el trabajo de la Comisión de Gobierno del Senado había sido acucioso, que el proyecto original se había mejorado notablemente y que su voto favorable 5 a 0 era un buen precedente. También que la exposición del presidente de la Comisión, senador Espina, fue contundente. Sin embargo, han sido tantas las razones para demorar o rechazar que no era fácil creer.
UNA REFORMA EN GESTACIÓN.
La reforma recién comienza a gestarse. Quedan varios trámites y poco tiempo si se espera cumplir el compromiso de la presidenta Bachelet de tener estas elecciones en el 2017. Pero, el paso dado es trascendental: compromete y hace avanzar.
La primera responsabilidad la tiene el gobierno: colocar las urgencias. De no ejercerse en la forma debida esta facultad será imposible alcanzar la meta. La calidad de la política frente a los ciudadanos pasa por el cumplimiento de los compromisos y, en este caso, es el programa de gobierno y la reiteración de la voluntad presidencial lo que está en juego; y, como es el propio ejecutivo quien define las agendas, no queda más que exigir el avance dentro de los plazos.
La siguiente tarea corresponde a los legisladores: formar mayorías suficientes para la votación en particular y correr a la Cámara para completar la faena.
Entre los temas pendientes una de las preocupaciones principales planteadas en el hemiciclo fue el grado de empoderamiento de los nuevos “Gobernadores Regionales” electos.
GOBERNADORES REGIONALES ELECTOS Y EMPODERADOS.
Es necesario entender que la descentralización es un proceso, no se decreta de un día para otro. Si consideramos que desde la instalación de los gobiernos regionales con personalidad jurídica y patrimonio propio en 1992, poco y nada se ha avanzado en una real transferencia de poder, competencias y recursos; entonces, lo clave ahora es comprender el rol de la elección de esta autoridad y las condiciones que se requieren para que, ahora sí, el proceso se despliegue en forma gradual, pero inexorable.
El cambio trascendental que abre esta reforma es que a partir de 2018 tendremos una autoridad regional electa por la soberanía popular cuya misión será encabezar el diseño del proyecto de su región y cuyo desafío mayor estará en exigir y hacerse cargo con eficacia de las competencias, servicios públicos y recursos necesarios para alcanzar las metas. Estos serán diferentes, región por región, en función de sus prioridades y capacidades instaladas.
En este sentido, lo vital es que cada región, de acuerdo con sus especificidades, tenga la facultad de pedir esos traspasos y de rendir cuenta de lo que hace con ellos. No es útil en este proceso establecer itinerarios rígidos definidos por la autoridad central. Tampoco podría aceptarse que el gobierno nacional rechazara sin más las demandas de las regiones. El texto de la reforma y las leyes que la complementan debieran establecer mecanismos claros de toma de decisiones “pro regiones”; sin perjuicio de reservar para el nivel central, a través de un delegado presidencial designado, las materias indispensables propias de un Estado unitario.
Una vez aprobada la reforma y las leyes complementarias, la medición del éxito del proceso estará en tres indicadores principales: el ritmo de la transferencia de poder a los gobiernos regionales, la efectividad con que éstos se hagan cargo de sus tareas y el respaldo ciudadano a todo el proceso.
En la “Fundación Chile Descentralizado… Desarrollado”, con la reciente creación de nuestro “Observatorio de la Descentralización”, nos aprestamos a seguir acompañando desde la sociedad civil este cambio trascendental de la estructura del Estado de Chile, el cual debe poner fin al centralismo agobiante y permitir el mejor despliegue de las potencialidades del país en todos los territorios.