Opinión
Educación Superior al encuentro con sus territorios
Por Katherine López Arias, Doctora en Educación, Académica Universidad de Viña del Mar, Integrante Directorio Fundación Chile Descentralizado Desarrollado y Experta Hay Mujeres.
Viví varios años de mi preadolescencia en Puerto Williams, la ciudad más austral del mundo. Un territorio hermoso y aislado, sin universidades, ni buses, ni semáforos, ni taxis. Existía un solo colegio, donde todos éramos amigos, sin distinciones de ningún tipo.
Era parte de la normalidad compartir mi educación con el hijo de un alto oficial de la Armada o de un pescador. Todo parecía un lindo sueño hasta que pronto llegó a su fin cuando se acercaban mis últimos años de enseñanza media y había que prepararse para la Universidad. No fue fácil despedirse de los amigos que tanto quería. Todavía recuerdo ese nudo en la garganta cuando se alejaba el barco “Aquiles” como en alguna inolvidable página de Herman Melville, más aún cuando pensaba en cómo las inequidades sociales, la falta de recursos o el amor a su territorio eran razones suficientes para que muchos de ellos no pudieran continuar sus estudios superiores. Simplemente no teníamos las mismas oportunidades, a pesar de que sí teníamos las mismas capacidades y talentos.
Han pasado algunos años y hoy, cuando escribo o hablo de desarrollo territorial, inevitablemente retornan a mi mente esos recuerdos. La experiencia de vivir en una isla en el lugar más remoto del sur marcó mi vida para siempre y actúa como motor de un deseo: contribuir, desde las instituciones de educación superior (IES), al desafío de hacer de Chile un país más justo, equilibrado y con un desarrollo humano sostenible desde y para sus territorios.
Ya hay camino recorrido en este ámbito. En las últimas décadas, las IES han hecho un gran esfuerzo por mantenerse en permanente diálogo con su entorno. Como afirmó Heinrich Von Baer (2021), “las Instituciones de Educación Superior tienen una responsabilidad y un rol fundamental que asumir en el desarrollo de las regiones… Debemos estar conectados y en permanente diálogo con la sociedad”. En este contexto, dialogar con las comunidades en que están insertas, aprender de ellas, crear espacios para pensar el territorio desde la horizontalidad y bidireccionalidad, así como dar cumplimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS) y a lo establecido por la nueva Ley de Educación Superior (21.091), toman cada vez más fuerza en las agendas de las comunidades educativas y de los diversos actores del desarrollo local.
En este sentido, las 16 regiones, 56 provincias y 346 comunas que expresan la diversidad de Chile nos obligan a repensar y a potenciar el rol de las IES en la sociedad. Afortunadamente hoy contamos con que muchas de ellas tienen una innegable vocación regional, que trabajan en y para el territorio, formando capital humano, desarrollando investigación e innovación y creando nuevas oportunidades para nuestras regiones.
Los tiempos que vive Chile invitan a colocar esta preocupación sobre el tapete. Enfrentamos un momento histórico crucial en el que deberemos acordar un nuevo y conciliador pacto político, económico y social. La obligación de redoblar nuestros esfuerzos en este ámbito se hace más apremiante, mas aún, que ya hemos enfrentado el proceso de elección democrática de autoridades regionales y por primera en la historia de nuestro país, la elección de un Gobernador/a Regional, siendo este un hito para el proceso de descentralización política, donde los territorios cobraron el protagonismo que se les tenía adeudado.