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El centralismo: principal factor de contagio en Tarapacá
Artículo especial
Por Paulo Lanas Castillo, Capitulo Regional Tarapacá Fundación Chile Descentralizado
La realidad de la región de Tarapacá preocupa. Las cifras entregadas por el Ministerio de Salud no dejan de sorprender. A la fecha en que se escribe este artículo, 30 de junio, Tarapacá se había convertido en un foco de contagiaos a nivel nacional, ubicándose dentro de las tres primeras regiones con contagiados después de Santiago. ¿Cómo una región de apenas 330,000 habitantes pudo convertirse en uno de los focos de la pandemia a nivel nacional? Una mezcla de factores presentes en el territorio podría explicar esta situación.
Como todas las regiones en Chile, Tarapacá concentra una serie de factores que la hacen única frente a sus pares. Su territorio desértico está marcado por la minería, el comercio, el turismo, la pesca, la migración, el trabajo informal entre otras actividades, las cuales son parte del diario vivir. Es por ello que el arribo del primer caso de Covid-19 (23 de marzo de 2020) marcó el comienzo de la expansión de dicha enfermedad en esta población y abordar su contención iba a requerir de un trabajo coordinado en el territorio.
IQUIQUE CENTRALIZADO
Las municipalidades de Chile han demostrado recurrentemente ser actores relevantes a la hora de enfrentar emergencias locales y nacionales. Su capacidad de acción y el conocimiento del territorio las sitúa en una posición ventajosa respecto a otras instituciones representativas del gobierno central. En Iquique y Alto Hospicio, donde se concentra un 75% de la población regional, las municipalidades de ambas ciudades han estado atendiendo las necesidades de la población frente al ataque del coronavirus.
En el caso de Iquique, su alcalde Mauricio Soria nos comenta que se han llevado a cabo acciones desde el ámbito preventivo y paliativo directamente desde la Corporación Municipal. Se formó tempranamente un centro de llamados para atender con 10 profesionales las inquietudes de la población. Durante la cuarentena dicho centro ha experimentado un alza en sus llamadas y en paralelo, se repartieron 50 mil termómetros a las casas para que la gente conozca síntomas básicos de la enfermedad.
No obstante estas buenas iniciativas preventivas, desde la alcaldía iquiqueña señalan que hubo una pérdida de tiempo y lamentan que no fuera considerada toda la capacidad municipal desde un principio. Ejemplo de aquello fue la trazabilidad de los contagios. Recién a mediados de junio el gobierno central comenzó a tener en cuenta al municipio para aquellos temas, donde con 70 funcionarios e información clave la municipalidad pudo coordinar seguimientos y aislamiento de pacientes. Según el alcalde: “Esto finalmente (los contagios) fue creciendo y la Seremía de salud local no dio abasto, ahora recién nos llaman cuando esto está totalmente desatado. Pero más vale tarde que nunca”. Esto, a juicio de la autoridad, fue un factor relevante en el abordaje de la pandemia, no siguiéndose el ejemplo de otros países, donde rápidamente buscaron una sincronización entre los distintos gobiernos (central y regional), cosa que no sucedió en Chile. En la misma línea, ante la falta de un trabajo coordinado, el Alcalde nos comenta que incluso se fueron evidenciando descoordinaciones entre, por ejemplo, el Servicio de Salud y la Seremía en el manejo de las cifras. Todo ello habría afectado el manejo de los contagios, impidiendo frenar su expansión en la población. Mauricio Soria nos señala que: “se dejó de lado a los actores principales del territorio que eran los municipios. (…) Solo nos comunican para algunas cosas, pero si no, el gobierno lo lleva por su canal, y cuando necesitan del municipio, ahí solo lo llaman. No es primera vez que lo veo”. Preguntado a qué se debería esta situación, el alcalde nos señala “quizás (…) se trata de tener más figuración y que figure más el gobierno y no los municipios que son los encargado territoriales del tema, por la cercanía de la gente, pero eso no debería ser así en temas de emergencia como este”.
El excesivo centralismo a la hora de planificar el abordaje de esta enfermedad, no permitió observar bien el escenario territorial, teniendo como consecuencia estrategias desarticuladas, con un foco en el sector terciario (hospital) o bien sobrenfocadas en temas exclusivos, como por ejemplo el interés por camas y respiradores, desatendiendo otras acciones como la trazabilidad y apoyo social, aun teniendo las capacidades instaladas en los gobiernos comunales y en la atención primaria de salud (APS). Otro caso de excesivo centralismo, muy bullado en la prensa nacional, sería la decisión del gobierno central de trasladar a personas de nacionalidad boliviana desde Santiago a Iquique para cumplir cuarentana, para después intentar ingresar a su país. Muestra de descoordinación y como se entiende en la ciudadanía, de pasar a llevar la soberanía de la ciudad.
La población iquiqueña, ahora se encontraba temerosa, enferma y con problemas económicos. Ante este escenario, las organizaciones territoriales, donde se encuentran también las juntas de vecinos y organizaciones de base territorial, debieron actuar.
ACCION COMUNITARIA EN LOS BARRIOS IQUIQUEÑOS
Mario Moreno es un poblador y dirigente del barrio El Colorado en la zona norte de Iquique, vecindario históricamente popular y vulnerable conformado por familias relacionadas directa o indirectamente a labores de servicios en Zona Franca de Iquique. Moreno por estos días ha sido testigo de cómo la cesantía ha golpeado a algunos jefes y jefas de hogares de su barrio, como consecuencia de la paralización de funciones en ZOFRI, la cual permanece cerrada completamente desde el inicio de la cuarentena comunal el 15 de mayo pasado.
Como una forma de palear esta situación, Mario y otros dirigentes han organizado una Olla Común con el objetivo de entregar alimentación de emergencia a quien lo necesite. “Vimos gente que no podía pagar sus cuentas o llevar el pan a su casa y surgió esta idea. Llevamos un mes y medio funcionando, entregando 150 raciones de almuerzo diarias de Lunes a Domingo”.
Como nos apunta el dirigente coloraino “el funcionamiento de esta olla común atiende a un alto número de trabajadores informales”, condiciéndose dicha afirmación con las cifras entregadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y corroboradas por el Alcalde de Iquique, Mauricio Soria en una reciente entrevista: “Iquique está en el primer lugar de ciudades a nivel nacional con más trabajo informal” (sin contrato de trabajo ni pago de derechos). Esta característica laboral y territorial, supondría una dificultad enorme en las personas que deben realizar cuarentenas, ya que la necesidad hace moverse diariamente para conseguir el sustento personal y familiar. Al menos, esta organización de vecinos ha intentado contener este problema socio económico, el cual podría incrementarse de no mejorar las cifras de contagios. Existe actualmente un apoyo pendiente de subvención por parte del municipio a estas acciones de emergencia y alimentación.
El escenario es complejo. Las nuevas tareas para atender a la pandemia y sus consecuencias requerirán establecer puntos de encuentro para un trabajo articulado, que considere la realidad que por años se ha vivido en el territorio tarapaqueño y sin dudas entregar un espacio importante de poder de acción a quienes gobiernan la comuna y sus organizaciones en los barrios.
LA PROVINCIA DEL TAMARUGAL: TERRITORIO, INTERCULTURALIDAD Y PANDEMIA.
Una realidad distinta a la que se vive en Iquique es posible encontrar en el interior de la Región. La provincia del Tamarugal agrupa a gran cantidad de poblados menores que se distribuyen en 5 comunas y donde el componente indígena es importante. Los contagios han ido en aumento y el trabajo coordinado se hace cada vez más necesario.
Expectante se encuentra el dirigente del Área de Desarrollo Indígena (ADI), Mario Calisaya, joven oriundo de la localidad de Mocha, una pequeña aldea al interior de la quebrada de Tarapacá. Este líder indígena ve con esperanza los acuerdos alcanzados en el último Consejo Directivo ADI sobre las acciones a realizar bajo el contexto de la urgencia pandémica originada por el COVID 19. En dicha instancia, donde participaron el Intendente de Tarapacá, el Gobernador del Tamarugal, CONADI, el Ministerio de Desarrollo Social, mineras, Consejo Regional, los municipios rurales y los propios pueblos indígenas, se acordó levantar una mesa de trabajo de carácter urgente, la cual debería estar funcionando en un plazo de 5 días.
Quizás lo que más se destaca en esta nueva estrategia de trabajo son los enfoques intercultural y multisectorial, los cuales deberían ajustarse a las normativas de la Resolución 1/20 del Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde se insta a los Estados a garantizar los derechos de los pueblos indígenas al momento de adoptar medidas de atención, tratamiento y contención de la pandemia, así como a mitigar los impactos diferenciados que dichas medidas puedan generar. También en dicho documento, se subraya la necesidad de que las medidas a favor de estos pueblos sean respetuosas de su cosmovisión y diversidad cultural.
Sin embargo Mario es cauteloso y recuerda que para lograr esta instancia hubo un largo periodo de incertidumbre y descoordinación previa. Producto de los llamados y solicitudes que los propios pueblos originarios de Tarapacá y sus consejeros miembros de la ADI Jiwasa Oraje hicieron a las autoridades locales y centrales, recién pudo iniciarse tardíamente, después de más de 3 meses de pandemia en Tarapacá, una planificación con el mundo indígena. En dicha instancia fueron los mismos dirigentes quienes propusieron replicar un modelo exitoso del vecino país de Perú relacionado a la atención de la emergencia del coronavirus desde el mundo indígena, dando como resultado la mencionada mesa de trabajo.
En este sentido, no había posibilidad de seguir esperando. El virus se había propagado y el tiempo se agotaba. El factor clave de contagio sigue siendo la movilidad de las personas, debiendo diferenciarse al menos 4 tipos de movimientos. El más recurrente tiene relación con el alto índice de vulnerabilidad de las personas indígenas, quienes deben moverse a Iquique permanente para conseguir abastecimiento. A estos movimientos por necesidad se suman los vinculados a las cargas agrícolas de algunos productos destinados al consumo en Iquique. Las producciones de cebollas, ajos, choclos y otros, provoca también el transporte de personas. Por otra parte, en tercer término, se evidencia que la continua rotación de personas que se desempeñan como Policía de Investigaciones, Carabineros o Aduaneros, también ha propagado la enfermedad, especialmente en la localidad de Colchane que posee una característica fronteriza con Bolivia. Finalmente se suman el factor de trabajadores de empresas mineras o contratistas diversos, quienes continúan en faenas dentro de los territorios de las comunidades, a pesar del rechazo que se ha generado en algunos pueblos.
Toda esta movilidad en los territorios de las comunas del interior de Tarapacá, pudo ser controlada en su momento y hacer seguimiento de la trazabilidad de los contagios. Pero nada de eso ocurrió. Se centralizaron las acciones principalmente desde las Seremías del gobierno, lo cual dejó en descoordinación y subutilizadas las capacidades municipales. Así al menos lo manifiesta el Alcalde de Colchane, Sr. Javier García: “Las decisiones de nivel central no han tenido los efectos queridos en todas las partes de Chile. Es importante que las decisiones se tomen con la realidad de cada comuna. Es necesario escuchar las voces de otros expertos y tomar decisiones locales”, señalando además que ya está por ser aprobada por parte del Core la adquisición de 2 ambulancias para atender principalmente a los casi 400 adultos mayores de su comuna, quienes son prioridad en este momento.
Para García existe falta de voluntad a la hora coordinar nuevas formas de rotación y control sanitario de quienes cumplen roles en los servicios públicos presente en su comuna, refiriéndose directamente a funcionarios policiales y de aduana. En este sentido, además agrega que Colchane recibe diariamente cerca de 200 vehículos producto del alto flujo internacional existente en la frontera con Bolivia. Todos estos factores de movilización aún no pueden ser coordinados con las autoridades centrales, acusando el alcalde colchanino que la última reunión con el Jefe de la Defensa para la Región de Tarapacá, Gr. Guillermo Paiva se realizó en el lejano mes de marzo.
En este mismo punto, Mario Calisaya comenta que pudo haberse atajado a tiempo el contagio, no obstante la aduana sanitaria presente en Huara no funcionó todas las horas del día, lo que pudo ser aprovechado por ciertas personas: “Al comienzo, acatas y confías lo que te dicen las autoridades centrales sanitarias, el gobierno, porque ellos son los expertos. Pero después te das cuenta que esto no está funcionando, que hay varias falencias, principalmente porque las medidas no son acorde a los pueblos indígenas, a la realidad del territorio”.
La provincia del Tamarugal es un territorio donde se conjugan diversos actores públicos y privados. Sus gobiernos locales, empresas y comunidades territoriales necesitan participar en el control de la pandemia y así abordar de manera oportuna y pertinente la enfermedad y sus consecuencias. Sin embargo, la realidad nos dice que es recién ahora que los municipios están haciéndose cargo de la trazabilidad, un tema altamente importante para la no propagación del coronavirus. En esta línea, la voz de los actores territoriales indígenas pide ser escuchada: “Se debe atender como primer tema una respuesta sanitaria. Para contener la propagación, pero considerando el ámbito geográfico de cada comunidad. No es lo mismo Camiña que Mamiña. Son realidades distintas” señala Mario Calisaya.
La complejidad del territorio del Tamarugal, donde se suman largas distancias, pide necesariamente incluir medidas surgidas desde los propios pueblos originarios: “Si algún pueblo decide encerrarse, se debe aceptar. Trabajar para ello. No aplicar medidas parejas para todos, porque hay realidades distintas. En algunas localidades no hay tanta movilidad, por lo cual se hace más fácil encerrarse o abastecerse. Pero en otras cuesta más porque tienen mayor movimiento de personas” finaliza Calisaya.
En otro sector del Tamarugal, el caso de la Comuna de Pozo Almonte es alarmante. El jefe comunal de este territorio, Sr. Richard Godoy, en reunión con las autoridades centrales, dejó en evidencia que un factor determinante a la hora de la propagación acelerada que se ha visto en las últimas semanas en Pozo Almonte, fue no poder llevar adelante la trazabilidad de los contagios. Es por ello que se ha debido fortalecer la Atención Primaria de Salud, recibiendo apoyo de Consejo Regional con recursos para implementación de medidas de seguridad para el personal de salud municipal.
Habiendo recientemente mejorado la cantidad de testeos, Godoy reconoce que las Seremias se vieron sobrepasadas debiendo, a partir de esa experiencia, realizar un trabajo coordinado entre distintos niveles de gobierno. Esta misma estrategia se hace necesario aplicarla en la repartición de cajas de alimentos, pidiendo ser más innovadores y realizar apoyos permanentes como comedores solidarios, en forma de ir paleando los efectos socio económicos del coronavirus.
Sin embargo, el alcalde pozolalmontino llama la atención respecto a un tema en particular que dice relación con los recursos regionales. Ante los recortes que sufriría el presupuesto de la Región señala que: “El gobierno central toca la caja regional sin preguntar a los consejeros”. Claramente un llamado a que se incluya a las autoridades regionales en la toma de decisiones, en otras palabras, un llamado a la descentralización.