Opinión
Primarias y voto programático
por José Hernández Bonivento
Este domingo 29 de noviembre es un día histórico para las regiones: por primera vez, la ciudadanía tendrá la oportunidad de votar en unas primarias para elegir a sus nuevos gobernadores regionales, además de la oportunidad de ser escuchados en cuanto a sus preferencias en 36 comunas del país. Pero este acto, que podría pensarse como algo rutinario, tiene un componente muy importante para el futuro político de Chile, y es la instauración, por primera vez, del voto programático.
A pesar de su gran importancia, este tema es casi imperceptible en el contexto electoral. Es más, en la misma legislación se incorpora como una frase más del artículo 84 de la Ley Orgánica Constitucional sobre Gobierno y Administración Regional, como otro requisito formal para presentar estas candidaturas. Sin embargo, la esencia de esta nueva exigencia es fundamental, porque permite que el elector, por primera vez, tenga de antemano información clara y concreta para tomar su decisión al momento de votar: los principios, las metas y las acciones de quienes se presentan a ser autoridades regionales.
En un contexto donde la confianza en las instituciones, y sobre todo en los partidos políticos, está por el suelo, esta pequeña obligación en la presentación de las candidaturas nos abre las puertas para poder, de manera responsable y ejerciendo nuestros derechos ciudadanos, revisar y evaluar a los y las candidatos y candidatas de estas primarias, y posteriormente, a quienes se presenten al cargo el próximo 11 de abril. Tenemos la oportunidad entonces de conocer, ex ante, sus posturas y prioridades, lo que a su vez nos entrega la posibilidad de evaluar y juzgar el trabajo de quienes detenten una posición de poder.
Lamentablemente, sea por desconocimiento o por desidia, son pocas las candidaturas que se han tomado en serio el deber de presentar programas concretos, claros y específicos, siendo la gran mayoría de estos una suerte de declaración de buenas intenciones, donde se plantean acciones que no están en las competencias de estos cargos, donde se recurre a lugares comunes en lógica más de campaña, con discursos grandilocuentes, pero sin contenido. Quedan en deuda estos candidatos y candidatas de demostrar si conocen su región, si tienen claras las fortalezas y debilidades de sus territorios, o si tienen idea de qué hacer si llegan a la gobernación regional.
Y también, por qué no decirlo, quedamos en deuda nosotros, ciudadanos y ciudadanas de este país, por ejercer este nuevo derecho que tanto nos ha costado, por conocer los programas de antemano para votar de manera informada, y de paso exigir el cumplimiento de los compromisos adquiridos. Es también nuestro deber ejercer este derecho, en la búsqueda por gobiernos regionales con poder y legitimidad, además de un ejercicio cívico para fortalecer nuestra democracia.