Opinión
Proyectos Políticos Territoriales Subcomunales
Por Irina Morend Valdebenito, Geógrafa PUCV – Magíster en Desarrollo Rural UACH – Presidenta Fundación Territorios Inteligentes
Cada territorio en esta región debiera contar con un Proyecto Político Territorial para acercar las políticas públicas. Pero ¿qué es un proyecto político territorial? Es un consenso, un acuerdo, producto de un diálogo y negociación previa entre los actores que habitan u ocupan un territorio. Bajo esta conceptualización podríamos identificar que los planes de desarrollo comunal son proyectos políticos territoriales que pertenecen a un territorio definido: la comuna. En la realidad estos instrumentos no logran reflejar acuerdos locales, pese a los procesos de participación ciudadana, principalmente porque dichos procesos se centran en la lógica de demandas o necesidades, y sus resultados, no son territorialmente focalizados, sino mas bien generalizados para toda la comuna.
Pero ¿porque el alcance sobre la comuna y la focalización territorial? Porque en la práctica las comunas no son la unidad mínima territorial, sino que la unidad mínima político – administrativa. Y aquí se presenta el alcance: en la región de Aysén, al interior de las comunas, existen territorios subcomunales, que se configuran como islas, valles, Villas, caletas, desembocaduras, etc., en los cuales se ha producido procesos de construcción sociocultural que han constituido la identidad territorial.
Regresando a la discusión sobre los acuerdos, es importante pensar en la escala. Para generar consensos y acuerdos más efectivos mientras menor es la escala territorial, mejores serán los acuerdos. Si la comuna es pequeña y bastante homogénea, el proceso de diálogo, negociación y acuerdos se simplifica, aunque permanezcan diferencias y disensos. Si la comuna es de mediana o gran tamaño, todo el proceso de diálogo, negociación y acuerdos se hace mas complejo y menos efectivo. Los acuerdos se generalizan o macro territorializan y dejan invisibles a comunidades pequeñas y con menor capital social para incidir en las decisiones comunales, regionales y nacionales.
Entonces ¿cuál sería la estrategia? La estrategia para acercar las políticas públicas a los territorios sería primero, reconocer que existen unidades mínimas territoriales al interior de las comunas que poseen sus propias dinámicas socioculturales, ambientales y económicas; y segundo, desarrollar un proceso de diálogo, negociación y acuerdos en los cuales se definan no solo las demandas y necesidades (modelo clientelista), sino que también las expectativas, proyectos futuros y acciones compartidas. Este proceso debería ser abordado en la escala mínima territorial, de acuerdo a las particularidades de la comuna, es decir, en la intersección de actores que poseen vínculos o lazos de identidad territorial común. Con ello sería posible que los acuerdos sobre las necesidades, pero en especial, sobre las decisiones futuras fuesen más efectivas y pertinentes a su propia realidad vivida. El conjunto de necesidades, más los proyectos futuros concordados se convierten en un Proyecto Político Territorial con identidad propia, que debiese quedar materializado en el Plan de desarrollo comunal.
Concluyendo, las políticas públicas más que definir centralizadamente la focalización regional y comunal, podrían acercarse a proyectos políticos territoriales que debiesen ser elaborados en base a las necesidades, expectativas, proyectos futuros y acciones compartidas. Aquel gesto, les daría la oportunidad de mejorar la pertinencia de sus intervenciones en territorios aislados.
Finalmente hay algunos alcances al margen a considerar. (i) Dado que cada territorio tendría su propio proyecto político territorial, para lograr un consenso comunal sería necesario que los distintos proyectos dialogaran entre sí. Es decir, que los territorios conversaran también con otros territorios y establecieran acuerdos comunes, como parte de un proceso colaborativo interterritorial. (ii) Sería necesario considerar que cada instrumento de planificación que se elabora genera un nuevo proceso de participación ciudadana, aquello significa que se generan tantos procesos participativos como instrumentos de planificación hay, pero, además, se elaboran sobre la misma pregunta base: “las demandas de la comunidad”, produciendo como efecto colateral el desgaste y saturación del proceso de participación.
Este último alcance es relevante, porque un proceso de participación desgastado y saturado afectaría cualquier proceso de diálogo – negociación – acuerdo y proceso colaborativo.
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