Opinión
Reforzando la metrópolis: destruyendo regiones
por: Jean Paul Sepúlveda
Las diferentes regiones del país han vivido marcadamente el centralismo con que se llevan a cabo las acciones gubernamentales y el financiamiento de ellas en nuestro país. Numerosas campañas políticas mencionaban que Chile se iba a descentralizar en diferentes ámbitos, promesas que comenzaron incluso con la elección del año 1999 y que se han concretado en dos pilares en los últimos 7 años.
Uno de los pilares es el ansiado “traspaso de competencias” enviado en el primer gobierno del actual presidente Sebastián Piñera y el segundo, corresponde a la elección de los gobernadores regionales concretado en el segundo periodo de la ex presidenta Michelle Bachelet.
Transcurriendo años y meses, el traspaso de competencias en su totalidad no ha sido esclarecido pues aún no se conoce con exactitud la medida en que traspasarán funciones y atribuciones que finalmente permitan una implementación adecuada sin una pugna con el delegado presidencial, que, por cierto, en la ley nº 19. 175 de gobiernos regionales, el delegado presidencial tiene las mismas funciones (no así atribuciones). Frente a dicha situación difusa, ahora se suma por una iniciativa parlamentaria que surge para postergar hasta el año 2021 la elección del gobernador regional, y por ende, tener autoridad regional electa recién el año 2022.
La argumentación de varios parlamentarios consiste en que no se encontrarían las condiciones óptimas y los recursos necesarios (situación antes señalada) para la elección, argumento válido obviamente que, sin embargo, plantea situaciones para reflexionar y discutir. Entre ellas, ¿por qué aprobar una ley sin contener las condiciones necesarias para su implementación?, lo que denota una falta de convicción y prolijidad bastante seria, además, ¿será que una vez más se quiera postergar para que en un tiempo más existan las condiciones “legales” para continuar con la concentración del poder?
En cualquiera de las situaciones, el efecto es claro: las regiones deben seguir esperando. Las discusiones una vez más se alargan mientras en la región metropolitana los proyectos urbanos y de conectividad avanzan considerablemente, como hace unas semanas cuando se aprobó el proyecto para el “Teleférico Bicentenario” en la comuna de Providencia (que es por lo demás una de las comunas que más aporta al Fondo Común Municipal y para qué hablar del gasto del Transantiago y Metro. ¿Por qué seguir reforzando un espacio territorial tan drásticamente y que históricamente ha concentrado demográfica (viven más de 7 millones de personas según el censo 2017) y políticamente?
Se debe aclarar que el tema no es desplazar absolutamente a la región metropolitana, sino más bien, por qué reforzarla a tal grado que de abandonar necesidades regionales. Es decir, al año 2017 la región de la Araucanía era el espacio territorial con más déficit de caminos no pavimentados (Dirección de Vialidad, MOP, 2018), y la más pobre en las últimas 2 encuestas CASEN (2015 y 2017) demostrando una clara falta de efectividad de las políticas públicas en esta materia, caracterizadas principalmente por la poca adecuación y conocimiento del contexto social regional y comunal.
Por ello, sin duda alguna que la “esperanza” descentralizadora se ve diezmada. Sin importar lo que digan los parlamentarios a favor de este proceso, entregando teóricamente un apoyo, aún no hay reglamento de transferencia, las casas matrices de empresas ubicadas en la Región Metropolitana siguen pagando impuestos de procesos productivos hechos en regiones y ¡para qué hablar del capital humano que se forma en Santiago con los recursos con que se cuentan!
Espero, sin embargo, que esta visión pesimista no aumente, y que no sea más que un simple susto, aunque mientras más pase el tiempo, se seguirá reforzando la metrópolis y destruyendo regiones.