Opinión
Un triunfo histórico
Por Julio Ruiz Fernández, Presidente Capítulo Tarapacá Chile Descentralizado
Hoy 14 de julio, Chile asumirán por primera vez en su historia republicana, Gobernadores/as Regionales, máxima autoridad de las regiones y que han sido electa por la ciudadanía.
Este histórico hecho constituye un gran triunfo de los regionalistas y descentralistas que, tras años de luchas y propuestas, han logrado torcer la historia centralista de nuestro país, dando así inicio a nueva etapa política e institucional en nuestro país.
Saludamos a los/as Gobernadores/as Regionales que asumen en el día de hoy, en especial al Gobernador Regional de Tarapacá, José Miguel Carvajal.
No ha sido fácil llegar a este momento. La oposición y resistencia de las corrientes centralistas, incluida aquellas – lamentablemente- que radican en las regiones y en nuestra región, ha sido tenaz. Incluso han continuado tratando de horadar y debilitar este proceso hasta el último minuto, como por ejemplo con el intento fallido de disminuir el presupuesto de los Gobiernos Regionales para reorientarlos a las Delegaciones Presidenciales de designación presidencial; en la asimétrica definición y asignación de los espacios físicos e infraestructura para el ejercicio de la gestión de ambas autoridades y los servicios administrativos asociados a cada uno de ellos; en las tardías y débiles transferencias de competencias que le correspondía al gobierno efectuar; en el proyecto de ley de “rentas regionales” que no incrementa en ningún peso los recursos de los Gobiernos Regionales, entre tanto otras medidas de este tipo.
Pero el poder regional empieza a emerger. Los 16 Gobernadores se han constituido en una Asociación – esperamos que mañana sea una Asociación de Gobiernos Regionales y no sólo de Gobernadores- y han planteado un conjunto de propuestas para perfeccionar y garantizar la instalación y las condiciones presupuestarias básicas para enfrentar en cada región los efectos de las crisis económica, social y sanitaria que nos afectan y que en cada región tiene sus propias particularidades. Este poder regional ya obtuvo su primer triunfo: el gobierno tuvo que echar pie atrás con sus modificaciones presupuestaria y reestablecer los presupuestos regionales.
Por ello, es fundamental fortalecer el poder asociativo de gobernadores y gobiernos regionales para incrementar la incidencia de las regiones en las políticas gubernamentales, como así mismo para hacer oír su voz en la Convención Constitucional para en definitiva superar el Estado unitario centralista que asfixia el desarrollo de nuestras regiones. Es de esperar que nuestro gobernador sea un activo protagonista de este esfuerzo.
Lo anterior es de la mayor relevancia si tenemos en consideración que en Tarapacá el drama de la pobreza ha aumentado alcanzando un 14% – la tercera región en pobreza del país-, afectando a miles de familias, y la desocupación alcanzaba en el último reporte del INE a un 10,9% – también la tercera región desocupados- y que representan 19.730 trabajadores afectados y sus familias, a lo cual debe considerarse que, de los ocupados, el 44.02% corresponde a la categoría ocupados informales.
El desafío en consecuencia de nuestra nueva primera autoridad no es fácil y requiere del concurso de toda la comunidad regional, sobre todo teniendo en cuenta que su período será temporalmente menor al previsto, por efecto del retraso en los procesos electorales habidos a consecuencia del Covid-19.
Por lo mismo, para enfrentar estos tremendos desafíos – con centralistas al acecho- será fundamental desarrollar nuestro propio poder regional y esa fuerza está constituida por la pluralidad de actores sociales y políticos que configuran Tarapacá. La capacidad de convocatoria, articulación y concertación – y por tanto de interacción- que gestione el gobernador, así como la disposición proactiva de los sectores de nuestra sociedad regional: municipios, universidades y de educación superior en general, de asociaciones empresariales, de asociaciones sindicales, vecinales y funcionales, de comunidades y asociaciones indígenas, de agrupamientos feministas, de ONG, entre otros, será una de las claves para delinear una concertación o pacto regional estratégico que establezca las bases consensuadas del futuro común, inclusivo, sustentable y participativo que nos merecemos.
Hoy celebramos este triunfo histórico, disfrutémoslo y repongamos fuerzas. El camino para una Tarapacá más autónoma, más integrada territorial y socialmente, participativa e innovadora social y políticamente, recién comienza.
¡Brindo por Tarapacá!